No tengo mucha idea de lo que han ido proponiendo los staffs, la verdad.
En general, pienso que en España ha habido poca gente que haya roto moldes entrenando. Creo que en general la mayoría hemos sido (yo incluido) bastante conservadores, hemos esperado que ciertos perfiles se fueran construyendo fuera, se viera que funcionaban y, entonces sí, los hemos hecho. Y eso lo hemos hecho genial: refinar y potenciar caminos que ya estaban marcados, aprendiendo de los errores de otros. Aquí yo creo que hemos sido de los mejores.
Jugadores como Chaperón u Olmo, que rompieron moldes, se hicieron fuera, porque muchos no hubiéramos apostado por esos modelos hasta no ver en otros equipos o selecciones si eran mínimamente eficaces. El hecho de ver que han sido efectivos han ido cambiando el paradigma de lo que puede ser válido o no, y yo por ejemplo me he atrevido a apostar por un tipo de jugador que nunca hubiera hecho hace 15 temporadas (Guillén), que sin ser extremo no tiene nada que ver con lo que yo pensaba que era válido hace un tiempo. Y, probablemente, cuando acabe con este proyecto no estaré del todo satisfecho con Guillén, le veré las costuras y pensaré en cómo hacerlo mejor. Proyectos como el de Drama o Dsanch en España, o Norris en Utopía (hablo de ellos porque son los que conozco, no porque lo hagan mejor que otros), son una muestra de que poco a poco se va arriesgando más, tanto por diversión como por subir el nivel.