Crónica del Año 15 de la Era Buzzerbeatiana – 4ª semana
Roma esos días era un auténtico hervidero de gente. Aprovechando los grandes juegos con los que el emperador había obsequiado a los ciudadanos, una innumerable cantidad de gente que buscaba beneficiarse del ambiente festivo que vivía la ciudad, inundaba las calles de la capital del Imperio. Así, desde los más respetados comerciantes procedentes de toda Europa y de los distintos puertos del mar Mediterráneo que buscaban ampliar sus negocios ofreciendo sus mejores mercancías a los nobles patricios romanos o bien intentando crear líneas de comercio con otros países ampliando sus contactos con otros comerciantes, hasta las prostitutas que habían atiborrado los lupanares o tabernas, procedentes de las regiones cercanas, con el fin de satisfacer a los hombres ávidos de sexo tras presenciar las intensas peleas que día a día tenían lugar en el Coliseum.
Por supuesto los guerreros participantes en los juegos no eran ajenos a esta algarabía que inundaba la ciudad y en los días de descanso, solían aprovechar para disfrutar del colorido tan particular que ofrecía la ciudad para olvidarse un poco de la tensión de la lucha en la arena. La mayor parte pasaban desapercibidos para la mayoría pero algunos, los más conocidos, creaban tal expectación que se convertían en el centro de atención cada vez que se dejaban ver por la calles romanas.
Sin embargo los hispanos buscaban la tranquilidad lejos del mundanal ruido. Los días que no había combate, tras el pertinente entrenamiento para mantener la forma y la tensión al cien por cien, solían juntarse en una taberna cercana al Coliseum, ajenos a todo el revuelo que, por lo general, solia causar su presencia, y disfrutaban de unos buenos néctares procedentes de la uva y de una nueva bebida a base de trigo, que los romanos acababan de descubrir y que habían traido de la Galia que en lengua celta se llamaba “Cervisia” (nada comparable con la que hacen en la tierra de mis padres pensaba el galaico Betanzos).
Pero el descanso pasa fugaz para todos y sin demora ya nos encontramos a las puertas del cuarto combate. Tras la tercera victoria, cómoda ante los Armenios, Lizaranzu y sus hombres ya tenían en frente a los georgianos, unos guerreros pertenecientes a dos reinos Cólquida e Iberia (si curiosamente otros procedentes de Iberia, aunque está situada en la zona del Cáucaso). En los ojos de los georgianos se notaba el valor y la osadía de unos guerreros que, pese a no salir victoriosos de los anteriores lances, habían demostrado gran destreza y gallardía en los combates. Llegó el momento. Los cuernos que anunciaban el inicio del combate resonaron con fuerza en el Coliseum, unidos al ensordecedor rugido de miles de gargantas deseosas de presenciar un gran espectáculo. Los georgianos empezaron a blandir sus armas tomando posiciones en la arena. Por el contra, los hispanos, quietos, en silencio, con una compostura que era admirada por todos, tan sólo esperaba una frase de su lider para empezar el ataque. Lizaranzu agarró su arma y mirando a sus hombres les dijo: “FUERZA Y HONOR”.
Un sentimiento, unos colores, una pasión: CHORIMA BASKET