Crónica del Año 15 de la Era Buzzerbeatiana – 5ª semana
“Cerveza y vino para todos, como para una boda”, fue el grito de Autrán al entrar en la taberna. Todavía resonaban en sus cabezas los ecos de los rugidos del público en el Coliseum que vitoreaban como iban derribando uno a uno a los georgianos y en sus retinas permanecían intactas las recientes imágenes de un duro combate en el que, una vez más, los hispanos dieron muestras de su valentía y destreza en las artes de la guerra. Era un momento de celebración, era un momento de bullicio para descargar toda la tensión acumulada en el combate, pero era un también un momento de tranquilidad para recordar a todos los seres queridos que se habían quedado en el hogar. Poco a poco se iban vaciando jarra tras jarra mientras entre brindis y brindis, se recordaban las diversas situaciones vividas horas antes en la arena del Coliseum romano.
Pero entre tanta fiesta y diversión, los ojos de Lizaranzu mostraban cierta preocupación. Mugerza, otro vascón, amigo íntimo desde la infancia del lider de los hispanos, compañero de fatiga en innumerables aventuras y, en muchas ocasiones, fiel confidente, se acercó a su amigo. “Manolo, deja de darle vueltas a la cabeza. No me extraña que te estés quedando calvo. Venga una por el hogar”. Liza, levantando su copa brindó con su amigo. En sus ojos se pudo apreciar un brillo especial en su mirada, un brillo con el que mostraba su agradecimiento a su compañero. Pero un brillo fugaz, porque de nuevo, al posar la copa sobre la mesa, la preocupación volvió a inundar su mirada. “Mira, Etor. Hasta ahora las cosas nos han salido bien, pero creo que no hemos estado a la altura de nuestro nivel y me preocupan nuestros próximos combates. ¿Has visto a los polacos? Tienen a un par de bestias que si se lo proponen pueden acabar con tres de nosotros de un sólo golpe”. Mugerza le miró, le sonrió y con la mano que sostenía la jarra señaló al resto del grupo, que se mantenía ajeno a esta conversación, mientras le decía: “Sabes muy bien que todos estos hombres, los que ya han saltado a la arena y los que esperan su oportunidad, te seguirían hasta el mismísimo infierno si así se lo pidieras. Eres nuestro líder y eres el que nos va a llevar hasta la victoria”. Lizaranzu sonrió asintiendo con la cabeza, consciente de la fidelidad sin límites de sus hombres y cogiendo la copa se acercó hasta ellos. “Compañeros un brindis”, dijo mientras todos levantaban sus bebidas. “Todos sabemos que a partir de ahora es cuando empieza el auténtico torneo y es cuando debemos darlo todo en la arena. Juntos podremos lograrlo. Compañeros a por la victoria. Fuerza y honor”. A lo que todos respondieron al unísono mientras entrechocaban su copas: “ FUERZA Y HONOR”
Last edited by litur at 2/18/2011 6:15:10 PM
Un sentimiento, unos colores, una pasión: CHORIMA BASKET