Yo no he superado la frontera de los 400,000 en salario, pero mi balance parpadea en rojo. Es la primera vez en decenas de semanas que el promedio de ingresos y gastos asoma negativo. Al descender, procuré ahorrar un par de millones en caso fuese necesario reforzar el plantel en la II; sin embargo, con estos números será mejor arreglármelas con los que tengo o, en su defecto, finiquitar el contrato de Stolica, que después de Said es el interior mejor pagado de la II.3.
Ayer ganamos sin dificultades, mérito a la localía. El equipo no respondió en la medida del deseo; la lesión del serbio hizo zozobrar el entarimado en zona y me provocó una de esas jaquecas que ni siquiera una aspirina es capaz de sedar. A partir del minuto 22 perdimos fuerza ofensiva, pese a que nuestro enfoque no era precisamente zona. Los rebotes ofensivos del rival se duplicaron tras la salida de Stolica; paulatinamente el pívot del frente comenzaba a destacar.
Los últimos dos cuartos fueron estresantes. No hubo precisión al proyectarse al aro, las oportunidades del rival eran cada vez más frenéticas y la carencia de un pívot apto para frenar a Cabello resultaba insufrible. Aun así conseguimos ampliar la ventaja en la tercera fracción; aunque el quinteto de suplentes que saltó de las bancas para redondear los últimos doce no tuvo la categoría para conservar los 33 a favor.
La próxima jornada enfrentamos a Los Bambinos; un duelo por el liderato.