EL SEÑOR DE LOS BBANILLOS
Año 16 de la Segunda Edad en Tierra Media – 7º episodio
Hacía ya un par de días que el grupo liderado por Nuno, el hoBBit, portador del Anillo hasta que se llegase al Gran Consejo y Cisquell, el verdadero heredero a liderar el Gran Consejo, habían llegado a su destino: la fortaleza de Chacaritas, una pequeña fortaleza perteneciente al reino de la Ñ, pero situada en una posición tan estratégica que hasta ahora había sido imposible conquistarla, bastaba con una pequeña guarnición de hombres para defenderla. En la fortaleza, cuando llegaron, se encontraron con un pequeño grupo de soldados, medio centenar más o menos, a las ordenes de Edmundo Ferrero, un valiente soldado, hábil con la espada y muy querido por todos sus hombres y que era buen amigo y viejo compañero de armas de uno de los componentes de la Comunidad: Mugerza. Para él no era una sorpresa la llegada de este variopinto grupo a la fortaleza que defendían pues le habían llegado noticias procedente de la capital del reino, pero, por desgracia, sabía que también suponía un más que probable ataque que probaría otra vez la veracidad de la leyenda de esa fortaleza.
Pero la preocupación de Nuno, Cisquell y el grupo no estaba en ese momento en un posible ataque del enemigo. Estaban pendientes por si por el lejano horizonte veían aparecer a los 6 compañeros que habían dejado intentando cortar el paso a los chilenos días atras. Nuno se acercó a Cisquell, que en ese momento estaba hablando con Campas y con Monty, hablando de como se iban a organizar las defensas de la fortaleza ante un posible ataque.
"¿No creéis que están tardando demasiado? Están tardando demasiado. ¿Les habrá pasado algo malo?"
"Tranquilo Nuno. Conozco bien a Zuya y estoy seguro que tenía guardado un as en su manga", le comentó el montaraz.
Pero en ese momento, desde la torreta de vigilancia, se oyó una voz:
"Se acerca a toda velocidad un grupo de hombres. Son cuatro".
Todos se acercaron a las murallas y pronto pudieron ver que lo que aparentemente era una pequeña nube de polvo se convirtió en unas figuras que reconocieron a la perfección. Eran sus amigos. Pero faltaban dos. Y uno de los que faltaba era fácil de adivinar. No se veía ni el sombrero, ni el cayado, ni el viejo manto gris del mago.
Cuando recuperaron fuerza, Veleña, uno de los hombres de confianza de Cisquell, contó lo que había pasado. Todos pudieron oír de su boca como en un primer momento el factor sorpresa le fue muy favorable ya que habían causado muchas bajas en los chilenos y les habían hecho retroceder hasta el otro lado del puente. Pero a partir de ahí la cosa se equilibro y pasado el efecto sorpresa, poco a poco los chilenos iban ganando metros dentro del puente. Habían conseguido aguantar día y medio y todo apuntaba a que aquello acabaría en un cuerpo a cuerpo fraticida, donde los chilenos ganaban claramente en número en una proporción 5 a 1. En ese momento, Veleña comentó que Zuya mandó a todos que se fueran, que él sólo sería capaz de detenerlos el tiempo suficiente para que no tuvieran problemas para llegar, que sólo necesitaba a un voluntario para ayudarle. Cabestany se había quedado con él, mientras el resto, tras la insistencia del mago, pusieron rumbo hasta la fortaleza. Apenas habían pasado quince minutos corriendo una gran explosión invadió el valle y pese a que reducimos la marcha por si seguían nuestros pasos no hemos tenido noticias ni de nuestros hombres ni de los chilenos. Todos quedaron costernados. La baja de Cabestany era sentida, pero la del mago lo era todavía mucho más por lo que significaba dentro del grupo. Él lo había formado y era uno de sus líderes. Esa noche a más de uno le costó conciliar el sueño en recuerdo de los compañeros perdidos.
Justo con la primera luz del alba, de nuevo se oyó la voz del vigilante:
"Ejercito a la vista"
Last edited by litur at 6/25/2011 7:10:03 PM
Un sentimiento, unos colores, una pasión: CHORIMA BASKET