Temporada 23 de BB - Europeo de Portugal - 5º partido: Noruega
Ya habían pasado casi dos semanas del asesinato del miembro de la expedición francesa y, afortunadamente, nadie había señalado a los españoles, ni se había escuchado ningún rumor o chismorreo que pudiese relacionarlos. Cierto es que el cuchillo que se encontró en la víctima fue identificado como acero toledano, pero prácticamente en la mayor parte de las comitivas se podía encontrar varias armas de esa procedencia, debido a su excelente calidad por lo que se había ganado una merecida fama a nivel europeo y solía ser un regalo muy apreciado entre la gente de bien. Así que poco a poco la tranquilidad volvía al seno del cuartel general español. El general Proiencus empezaba a plantearse que a lo mejor todo había sido una casualidad y el mismo ladrón que había robado el cuchillo a Matxone había entrado a robar en la tienda de los franceses y al ser descubierto fue cuando se vio obligado a cometer el asesinato. De todos modos esa teoría dejaba muchos interrogantes: ¿por qué sólo habían desaparecido un cuchillo, un par de cuencos y un carcaj con flechas, habiendo cosas de mucho más valor al alcance de la mano? Esta tranquilidad, aunque con todas las alertas aún encendidas, permitía centrarse en el combate del día siguiente frente a Bielorrusia.
Los guerreros de Minsk venían de derrotar a los vikingos noruegos, por lo que ni Proiencus ni sus ayudantes se fiaban mucho de estos fornidos eslavos. Y el combate estuvo a la altura de lo esperado. En un principio con las fuerzas igualadas a los españoles les costaba imponer su poderío y por momentos, la igualdad era tanta, que cualquier error o relajación podía hacer que la victoria cayese del lado bielorruso. Pero a partir del ecuador, los hombres importantes, Armida, Masip y Bañales, empezaron a coger la responsabilidad y poco a poco fueron inclinando la balanza para el lado español. Esa superioridad final unida a un importante bajón físico de los rivales llevaron a los guerreros del león a un victoria que al final resultaría mucho más cómoda de lo que podía parecer tal y como había empezado el combate. Las trompetas de nuevo sonaban anunciando una victoria.
“General, voy a preparar todo en la tienda para celebrar la victoria de hoy”, comentó Flamen.
“No. Creo que va siendo hora de volver a la normalidad, sino podríamos levantar sospechas. Dejad que los hombres celebren la victoria en la taberna, junto al resto de expediciones. De todos modos no conviene perderlos de vista y evitar que alguno se meta en algún lio innecesario.”
Así, esa noche, los españoles se unieron a la fiesta que habitualmente se celebraba tras los combates en una explanada cercana a la taberna que había en la zona donde habían habilitado las tiendas de los participantes y los campos de combate. Para evitar problemas con el alcohol tan sólo estaban permitidas las armas a los hombres de cierta graduación militar por lo que, en caso de producirse alguna pelea, todo quedaba solucionado con un buen para de puñetazos y, eso si, una noche en los calabozos de la villa. El control, tanto del acceso de armas, como de evitar problemas y peleas dentro de la misma, corría a cargo de los hombres del alguacil. Antonio Silves había sido un destacado soldado en los ejércitos del rey portugués el cual le había premiado con el puesto de alguacil de la villa. Esos días, dado el aumento considerable de la población debido tanto a los miembros de las expediciones como a los curiosos y visitantes, la guardia había sido reforzada con soldados de varias unidades del ejército de rey y entre todos intentaban velar por la seguridad y la tranquilidad las 24 horas del día.
“General Proiencus, me alegro verle por aquí. Únase a nuestra conversación”, dijo el alguacil al ver llegar al general español. “Imagino que conocerá a los generales Sergiuz, Bill y Wendell Alexis”, comentó señalando a los generales portugués, italiano y alemán que lo acompañaban.
Last edited by litur at 4/15/2013 6:41:56 PM
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