Temporada 23 de BB - Europeo de Portugal - 6º partido: Estonia
No llegaba en buen momento el combate frente a los vikingos noruegos. Los últimos acontecimientos habían creado cierta desconfianza entre las expediciones que formaban parte del gran torneo. Todos sabían de antemano que altercados iba a ver y se contaba con tener más de un herido e incluso más de un muerto por arma blanca. Pero el fallecimiento de Gabriele Turbato, el gran capitán italiano, el auténtico lider trasalpino dentro del campo de combate, había conmocionado a todo el mundo, sobre todo por como se había producido: por envenenamiento. Estaba claro que cualquiera podía haber adulterado la bebida del italiano, pero debido a su enfrentamiento con Cabra, las miradas apuntaban al fornido soldado español. Fruto de ese rifirrafe previo y, más que nada, para calmar los ánimos, el español fue detenido por el alguacil de la villa y llevado a los calabozos donde estuvo un par de días hasta que, una vez que las pesquisas iniciadas no llevaran a ningún lado ni arrojasen un atisbo de culpabilidad en el detenido, fue puesto en libertad con la advertencia de que cualquier otro altercado en el que se viera envuelto supondría una buena temporada entre rejas. Por eso, y para evitar algún tipo de represalia o venganza, el general Proiencus dio orden de que no saliese del cuartel general en una temporada. Era una baja importante, pero era preferible perderlo en un par de combates que para todo el Torneo.
Y en esa vorágine de cierto desasosiego que se estaba viviendo en el recinto del Torneo, llegaba un nuevo combate. No había buenas sensaciones en el seno de los españoles. El entrenamiento esa semana no había sido optimo y la cabeza de todos no estaba centrada completamente en el campo de batalla. Para colmo los noruegos, conscientes de la situación, querían aprovecharse y conseguir una victoria siempre ansiada frente a uno de los grandes. Y, por si no bastaba, en la ceremonia previa que solían hacer los noruegos en honor a su dios Odín, el druida se encargó de añadir en extra de motivación en el brebaje con el que brindaban por la victoria.
Þat kann ek it ellifta:
ef ek skal til orrostu
leiða langvini,
und randir ek gel,
en þeir með ríki fara
heilir hildar til,
heilir hildi frá,
koma þeir heilir hvaðan.
(Traducción:
El undécimo sé:
si debo en la batalla
conducir a los míos
Canto un conjuro tras los escudos
y así avanzamos victoriosos
entramos salvos a la batalla,
salimos salvos de ella,
y regresamos sanos de la contienda.)
El final del canto de guerra de los vikingos se mezclaba con el golpeo de las espadas en los escudos por parte de los escandinavos. Pero ni eso inmutaba a los guerreros del león. El silencio se impuso brevemente en el campo de batalla, respetado por los cientos de espectadores que se agolpaban para ver el combate, hasta que el sonido de las trompetas daba paso al rugido de 24 gargantas ávidas de victoria y el griterío ensordecedor de la gente daba inicio al combate. A diferencia de combates anteriores los golpes caían tanto de un lado como de otro, incluso durante gran parte del tiempo parecía que los noruegos imponían su poderío, pero al final las artes nórdicas en el campo de batalla sucumbieron ante la destreza y la veteranía de los españoles, en un final, eso si, mucho más apretado de lo esperado.
Esa misma tarde, mientras los soldados españoles celebraban la victoria de forma privada en el cuartel general, dos hombres del alguacil traían un mensaje:
“General Proiencus, al alguacil Silves le gustaría que le honrase con su presencia en una cena privada esta noche en su casa”.
“Díganle que acepto encantado. Allí estaré”
Last edited by litur at 4/18/2013 3:55:19 PM
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