Parece que los mandamases de BB tienen claro que hay que potenciar la competitividad en el juego, y desincentivar otras estrategias menos orientadas a intentar ganar el máximo número posible de partidos. En ese sentido van encaminadas las próximas medidas ya anunciadas, como el impuesto a las “fortunas” que probablemente provocará que los equipos ricos inviertan esos fondos en buenos jugadores, o la mejora de los bonus por ascenso, que dotará de algo más de dinero a los recién llegados a las ligas.
Si estamos de acuerdo en que potenciar la competitividad es un asunto clave en este juego, hay una herramienta como el entusiasmo que, en mi opinión, podría ser mucho más trascendente de lo que lo es ahora, siempre y cuando se llevaran a cabo algunos cambios sobre el modo de aumentarlo o disminuirlo.
Por ejemplo, desde mi punto de vista, no es verosímil que, tras perder un encuentro por 50 puntos de diferencia por el hecho de haberlo “disputado” relajado, se esté en disposición de afrontar el siguiente en mejores condiciones (entusiasmo más alto); no ocurre en la realidad que un equipo recientemente apalizado se presente con más opciones al próximo, dadas las adversas consecuencias en el estado anímico, y desde luego no es positivo para la competitividad de BB que el hecho de tirar un partido suponga efectos beneficiosos a corto plazo para el no-competidor.
Entonces, ¿qué podemos hacer?:
a) Imaginemos que sólo sube el entusiasmo por jugar relajado cuando se gana el partido.
b) Supongamos que asciende un punto el entusiasmo si se gana el encuentro ante un rival mejor clasificado (o de una liga superior en el caso de la copa), jugándolo con actitud normal.
c) Consideremos la hipótesis de que ganar a un conjunto con más victorias (o de una liga superior en el caso de la copa) en actitud decisiva, mantuviera el nivel de entusiasmo.
Sólo con esas tres medidas se conseguirían, entre otros, los siguientes efectos:
1.- En un duelo, el equipo peor clasificado pasaría a tener más incentivo por jugar “normal” o “decisivo” que hasta ahora, con lo que sería más factible que se planteara disputarlo a tope.
2.- El mejor clasificado sólo aumentaría el factor entusiasmo, si ganara su encuentro planteándolo en “relajado”, con el riesgo que ello conllevaría en sí mismo y, adicionalmente, considerando el punto anterior.
3.- En copa no se penalizaría al equipo de una división más baja que pasara rondas yendo decisivo sistemáticamente ante rivales superiores, de modo que crecería la posibilidad de que hubiera representantes de estas divisiones en las últimas rondas de la competición.
4.- Como apuntaba anteriormente, también debe buscarse el objetivo de que el juego sea más realista, y en ese sentido, como ya he comentado, parece coherente que los peores clasificados obtengan un plus a corto plazo si vienen de ganar a un mejor clasificado (aunque sea en “normal”), y no lo perciban si han tirado el anterior encuentro, por muy “relajados” que estuvieran.
Podríamos decir que las medidas que propongo irían encaminadas a introducir el factor anímico en el juego, a premiar la victoria sobre los equipos superiores, a poner en el centro de la diana a éstos, y a dotar de mayor riqueza estratégica cada planteamiento.
No obstante, como efectos adversos, habría que tener en cuenta:
1- Perjuicio para los clubs top de las ligas más competidas, que lo tendrán más difícil para jugar sistemáticamente en relajado, y por tanto, llegarían peor a sus envites de B3.
2- Complicamos algo más las reglas del juego, con el efecto pernicioso que ello provoca en los recién llegados a BB.
Y poco más. Hasta aquí mi tocho-reflexión, que me gustaría fuera valorada por aquellos que queráis opinar al respecto.
Saludos
Last edited by resacoso at 1/25/2016 5:53:01 PM