Las vacaciones de Acción de gracias son cortas. 4 días, 4 miserables días que apenas dan para nada. Nos queda una mañana, unas pocas horas libres, antes de volver a la estación y volver a nuestra rutina en un pueblecito nevado en la costa de Maine.
-A ver familia, ¿Que tenemos hasta ahora?-
-Sabemos dónde BB-Charles “cagó” el primer código del motor del juego.
-Sabemos que la finalidad del juego era generar con antelación los resultados de los partidos de la NBA.
-Parece que todo indica que los BB’s desaparecieron antes de firmar un suculento contrato con la gente de Las Vegas.
-Sabemos que las camareras de Cheers son las culpables de que los jugadores del buzzer tengan cara de empanado.
-Y por último sabemos que los BB’s fueron vistos por última vez en China-Town.
-De puta madre!- Gritó el cagón mirando el mapa de Boston- China-Town está a solo dos manzanas de South Station. Tenemos tiempo para pegar un vistazo antes de volver a casa.
Dicho y hecho. Con la Charlie Card en el bolsillo nos metemos por última vez en el metro más antiguo del continente americano. Las viejas estaciones de la línea verde se mantienen fieles a las de aquel tiempo, sencillas, pequeñas y sin lustre. Las columnas de acero soportan el peso de las calles situadas justo encima de nuestras cabezas y de paso dan un toque de película de macarras en el subway.
Un transbordo, pasamos a la línea roja y en 5 minutos estamos por fin en Beach St donde nos encontramos en seguida frente a un gran portal de estilo oriental. Justo detrás de este monumento, en un rinconcito, varias decenas de chinos se agolpan alrededor de unas mesas.
Nos acercamos con prudencia. Varios de ellos nos miran mal…
-Guarda la cámara de fotos cariño, que esta gente no está para sonrisas-
En las mesas se juega con pasión a algún juego oriental que no conozco. Cartas, fichas, no hay que ser muy listos para darse cuenta que eso es un “casino ilegal” en plena calle donde no somos bien recibidos.
-Disculpe, ¿podemos hacer una partida?
-·#”·@## @
-Do you Speak English?
-””@# .. ##@@#€¬
-Spanish?
Esta gente no son comos los trileros “made in Spain”. El juego es suyo, lo entienden ellos y nuestro dinero no es bien recibido. Aquí no hay camareras buenorras con ganas de pasta, no hay nada que rascar.
Nos largamos de allí acompañados por un largo séquito de miradas vidriosas y cegadas. El juego en esa placita es algo más que diversión, joder dan miedo.
Siguiendo por Beach st, en dirección al centro del barrio, se te cae la baba. Algunas de las tiendas de comida exponen en vitrinas a pie de acera patos laqueados. De las portezuelas que llevan a los sótanos de los restaurantes asoman aromas a comida y mugre perfectamente condimentada.
El paso se hace lento y espeso. Repartidores, vendedores ambulantes, algún turista. Intentamos entablar conversación con alguno de ellos, pero no hay manera. Esta gente habla el inglés mucho peor que nosotros.
-¿Gingseng?, pastillas pa empalmar? buen precio amigo
-Disculpe, no entiendo.
-Usted hace cara de tenso y mi prima tener tienda de polvitos chinos para sacar telarañas del fondo de vagina de parienta, ¿Tu entender? Todo natural- Me sonríe un chinito amable- Cerca de aquí. Si querer, yo acompañar.
Por fin un tipo al que se le entiende algo. Le seguimos hasta un callejón cercano desde el que se accedía a los almacenes de algunos comercios y restaurantes y a la tienducha de la prima del chino amable. El lugar era ligeramente tétrico. Parecía el viejo laboratorio del malo de alguna peli de terroristas internacionales.
-Buenas, queríamos alguna cosilla, para animar el livido de este panfleto- Se apresuró a decir mi mujer para ganar tiempo mientras yo empezaba a interrogar al primo sobre BB.
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