Bueno... bueno... bueno!
Tras reengancharme el juego, después de un largo periplo por el desierto al más puro estilo de la égida de los judios, y encontrarme con un hilo como éste, se confirma en todo, absolutamente todo, la opinión que me había forjado del juego y sus interioridades. No tanto por el desarrollo de este pasatiempo "internacional" (esa es su mayor virtud) como por sus estructuras internas y su metodología, que me resultan muy familiares de otros juegos tristemente desaparecidos o en vías de hacerlo.
No era de extrañar, pues, la tremenda susceptibilidad que levantan en este foro, por ejemplo, los comentarios críticos para con algunos comportamientos del propio juego o de algunos de sus participantes o responsables. No eran de extrañar, tampoco, los sarpullidos que levantaban (y siguen levantando) las meras discrepancias, de la índole que fueren.
Ha bastado un simple desengaño en las expectativas de algunos para evidenciar hasta qué punto las palmaditas en la espalda, el autobombo y la autocomplacencia se vuelven afiladas dagas.
Esperemos que en esta ocasión, y por una vez, no tengan otras consecuencias que el reflejo del derecho al pataleo en un foro poco acostumbrado a aceptar tal derecho.
Por lo que a mi respecta, y puesto que sigo considerándome y siendo un novato, paso de "política". Con jugar tengo más que suficiente, por muchos cabreos que me siga pillando con los caprichos del puñetero motor que tantos parabienes levanta en la autocomplacencia de algunos veteranos instalados en las casi inexpugnables categorías superiores.
Quiero expresar mi agradecimiento al staff central del juego, que me ha permitido volver a él.
¡Bonne chance, mes amis!