Probablemente tengan mucho más que ver con el progresivo abandono del juego el tema gráfico (pelín "espartano", la verdad) y con el penoso live de los partidos, cuyo seguimiento acaba siendo insoportable, no sólo por las absurdas jugadas que se describen y se suceden sin la menor lógica para cuadrar un resultado previamente calculado, sino por esa estupidez de los descansos en tiempo real, en los que un jugador no tiene por qué estar esperando a que "descansen" jugadores virtuales. ¡Menuda chorrada, vamos! Si, al menos, pudieran aprovecharse esos tiempos de descanso para retocar tácticas. Pero, naturalmente, la enorme difusión mundial del juego hace impensable el directo.
En cualquier caso, la proliferación de managers online recientes, con una buena gráfica (pero penosos motores, todo sea dicho) también perjudica lo suyo. Los jugadores jóvenes, sobre todo, prefieren la facilidad de que se lo den todo hecho, incluso pagando en muchos casos y adulterando, con ello, la competición. Son los casos, por ejemplo, de juegos como el Top Eleven o el Golden Manager, que están a años luz del gran hermano mayor de todos los tiempos: el Championship Manager, por ejemplo, en cuanto a fútbol.