Robos de balón y rebotes pasan a un segundo plano cuando se tiene una eficacia tan aplastante como tu rival de aquél día. Con ese porcentaje de tiro no había rebote que coger. Tu presión fue también muy efectiva, pero claro, él no fallaba y al final se llevó el partido.
Si hay que buscar un culpable sería tu defensa exterior que fue un coladero. Tal vez cuestión de forma, o de mejores exteriores de tu rival. De todos modos tampoco se puede decir que te equivocaras. Simplemente tu rival tuvo un enorme acierto en todas las facetas del tiro.
¡Me aburro! (Homer Simpson)