Y el CSKA era superior al Olympiakos, y por creerse superiores y relajarse antes del pitido final, se les escapó la Euroliga de las manos, cuando solo tenían que cerrarlas para apresarla. Un partido que sin duda constituye una de las grandes lecciones que nos puede dar el deporte, un partido raro, pero que seguro debería ser puesto a todos los chavales y no tan chavales que practican un deporte, a nivel amateur o profesional. Como perder la gloria y echar al traste el trabajo realizado por dejarse llevar. El resultado fue apretado (61-62), pero realmente, el Olympiakos ganó por goleada.
Y sus tres héroes fueron Spanoulis, Papanikolau (hacer el mejor partido de tu vida en Euroliga, aunque seas joven, en la final de la F4 es impresionante y debe ser una sensación maravillosa) y Printezis, por el partido y las últimas jugadas, incluido la canasta que hacía el 61-62 y ponía a su equipo por delante cuando perdía de 1 punto.
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